2/07/2010

Iba descarriado
como cordero
hambriento
en medio de la noche
y tú me viste.


Iba perdido
y me llamaste
para darme
el redil
de tu seno.

Iba muerto
de sed
y sacaste tus pechos
para darme tu leche
generosa.

Iba solo,
aturdido,
aterido,
y me diste
cobijo
entre tus muslos.

Iba lleno
de hiedra
y arrancaste
una
a una
las hojas
que me ahogaban.

Iba triste,
exiliado,
y me abriste
la patria
de tus besos.


Iba muy
cansado,
como el zorro
que huye
de los perros,
y me abriste
la puerta
de tu casa.

Iba casi
dormido
y tú me despertaste
con tu risa.

Iba muy
dolorido
y empapaste
mi dolor
con el tuyo.

Iba a oscuras,
abismado,
y encendiste
para mí
la candela
de tu sexo.

Iba tan
descarriado
y al final
me dormí
enredado
en tus brazos.