9/12/2007

Reflexiones al espejo

El espejo te devuelve una imagen distinta
de la que le suplicas
asomándote en él tan temprano.
El espejo, aquel fiel amigo de tu dorada juventud,
se ha convertido, de la noche a la mañana,
en tu más implacable enemigo, en un bocazas.
Pero tú haces ¡bah! con un gesto de la mano
y te asomas sin despecho a la ventana.
Llueve en la ciudad, llueve dentro de ti.
De regreso, miras de reojo el vidrio metalizado
y te detienes ante él con extrañeza:
tus ojos resplandecen,
tus labios se han curvado levemente,
con la sonrisa menuda de una Mona Lisa.
La imagen que creías perdida para siempre
está ante ti, mirándote con fulgor...
¡Has regresado!

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